NOT KNOWN FACTS ABOUT VIERA VIDENTE

Not known Facts About viera vidente

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Soy admitido por la naturaleza en el más secreto de sus divinos recintos, en el punto de partida de la vida common; ahí sorprendo la causa del movimiento y escucho el primer canto de los seres en toda su frescura.3

Si un pueblo recibiera su mitología en el curso de la historia –argumenta– resultaría que tendría una historia­ antes de tener una mitología. Pero generalmente ocurre lo contrario: no es por su historia que recibe la mitología, sino que es la mitología la que determina­ su historia o, mejor dicho, no la determina sino que constituye su destino.7

Como símbolo de lo infinito, la Noche proyecta al poeta hacia un cosmos abierto sin referencias ciertas. La Noche es la gran intercesora, el abismo húmedo de vida primordial donde lo sagrado y lo profano confunden sus contornos. Para Novalis, la Noche pertenece a ese orden de vivencias que se hallan ligadas al presentimiento de lo Absoluto y permiten obtener un contacto arracional con el mundo invisible.

Para poetas y ocultistas, la palabra se halla sometida a las leyes que rigen las correspondencias. “Hay en el verbo algo sagrado que os veda hacer de él un juego de azar”, escribe Baudelaire. “La palabra es un ser vivo. Sépase esto”, afirma Hugo. De ahí el sentido mágico del verso y el valor de la plegaria fervorosa. Ambos pueden actuar como un conjuro intencional que dinamiza la proyección del deseo.

Mientras los filósofos románticos formulaban estas atrevidas concepciones y rematando los hallazgos kantianos contribuían a cimentar la nueva doctrina de la naturaleza, los poetas se lanzaron por la senda inside y uniendo en sus visiones extáticas lo finito y lo infinito, abrieron a la poesía los mundos inquietantes del ocultismo y la magia. Lo esencial consistió­ en afirmar que la aptitud religiosa del hombre puede y debe actualizarse. Lichtenberg y Moritz, Hamann y Herder, Jean Paul y Jean Jacques, los pietistas y los ocultistas, todos en diversos niveles y con más o menos fuerza constructora, comienzan de nuevo a percibir el mundo como una prolongación de sí mismos, y su propio ser como inserto en el flujo de la vida cósmica.

Se convierte en un ser extraordinario para los otros hombres, pues tiene una medida distinta que la de ellos. Tiene deberes que ellos no conocen.

Su relación con las doctrinas esotéricas es tan evidente, que no se descarta la posibilidad de que hubiese sido realmente un “iniciado”. Generalmente este interrogante se considera resuelto en forma negativa, pero, de todos modos, evidencia el avance de los conocimientos nervalianos en el terreno del ocultismo. “Más que un iniciado estrechamente unido a una doctrina –escriben Amadou y Kanters– Nerval es en el ocultismo un apasionado autodidacta. Inquieto por todos los misterios, él ha ensayado ver en todas la fuentes de la tradición, en las fuentes pitagóricas y neoplatónicas, alquimistas y cabalistas”.11

El demiurgo desplaza al poeta. La aventura espiritual ha superado en mucho las fronteras de la literatura y Rimbaud parte en busca del Graal, el conocimiento perfecto, el vaso sagrado, con el ardiente anhelo de gustar “el brebaje de la inmortalidad”. En un sentido amplio, sus apetencias son las del gnosticismo que antepone el conocimiento a la fe y pretende retornar a la fuente primera desarrollando hasta la iluminación las facultades ocultas del hombre.

Los existencialistas no superan la primera toma de conciencia, practican un nihilismo sin salida y se instalan en la historia y en la irrealidad de la existencia angustiados ante la muerte learn this here now de su personalidad ilusoria. Los surrealistas también descubren en la temporalidad “la dimensión de la existencia” pero, como los pensadores orientales, no aceptan ese destino como definitivo, sino que intentan con técnicas propias anular o superar la condición humana.

En su espíritu se confunden y agitan restos de antiguas cosmogonías. Impregnado de la gnosis cabalista y obsedido por los grandes mitos, se interna en “esa orilla de la muerte” que es el sueño. Como Nerval, considera que el sueño debe ser capturado, pero el poeta que lo intente se expone a todos los peligros. “Es preciso que el soñador sea más fuerte que el sueño”, para sobrevivir a los graves siniestros que lo acechan en las profundidades.

Decidido a obtener nuevos estados de conciencia y obsesionado por la búsqueda de una primitiva inocencia, el poeta se arroja al cielo o al infierno en una búsqueda suprema.

El universo de Sade es un cosmos cerrado, existencial y opresivo. Los objetos son formas impenetrables y hostiles que exasperan sus deseos de posesión y producen en su sensibilidad un frenesí de modificación y destrucción.

Sin embargo, ese hombre de las sociedades arcaicas, víctima de la degradación temporal, enfrentado a un mundo pleno de hostilidad, encuentra en el mito no sólo la narración de sucesos extraordinarios ocurridos in illo tempore sino una forma segura de instalarse en lo true y reintegrarse en el universo. Actúa como restaurador del equilibrio perdido y constituye –para el hombre tradicional– la única revelación vá­lida de la realidad.

El poeta­ “despierto” avanzó sin pausa hacia el lugar donde muere el hombre mecánico y nace el nuevo hombre al que los Evangelios comparan a una semilla capaz de crecimiento. 

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